Con las
elecciones del próximo 6 de noviembre llevo observando --- y a veces
participando --- en 18 campañas políticas en Puerto Rico. Las ha habido candentes, como la del 1940 y 1968. En cada una de ellas a algún candidato
a gobernador se le ha ido la mano con la mentira como recurso de la
desesperación. Pero nunca pasó de
uno o dos incidentes desesperados, como cuando Don Luis A. Ferré, en las
elecciones de 1984 reclamé --- como embuste redondo --- que Fidel Castro estaba
financiando la campaña de Rafael Hernández Colón. Puede añadírseles a esa que Pedro Rosselló se declaró Mesías
en el 2004, y católico-protestante, ungido por la sacerdotisa buscona de Toa
Alta, Wanda Rolex.
Puede
decirse, sin embargo, que en el conjunto de esas 18 campañas, jamás se dio el
volumen y la ferocidad de la mentira y el cinismo --- el pozomuro PNP
desbordado --- que Luis Fortuño, la Gata Persa --- aquel que piensa con las
patas --- y de Kid Cajita --- corrupto hasta la médula --- le han imprimido a
esta campaña del PNP una dimensión de putrefacción moral sin precedentes en la
historia moderna del País, en las 18 elecciones y campañas en que he
participado.
¿Cuál
es la lógica de esa campaña desesperada de Luis Fortuño? ¿Se trata de que es
millonaria, es decir, que lo puede comprar todo? ¿Atacar, destruir, difamar al principal candidato de la
oposición, Alejandro García Padilla?
Yo
conozco personalmente a esa familia García Padilla desde los tempranos años 60,
cuando me inicié en la política competitiva. El abuelo de Alejandro fue mi compañero de banca --- y de
actitudes y actuaciones programáticas --- en el Senado de Puerto Rico de 1964
al 1969, cuando había Senado de Puerto Rico y no una cloaca de patanes
corruptos en la mayoría PNP. En el
proceso revolucionario de 1968, cuando para diferir tuvimos que sacrificar
nuestro escaños, Antonio Padilla dijo presente a la verdad y la democracia política,
junto a mí en el Senado y en el exilio político. De ese entronque viene Alejandro. Es una persona decente, honesta, inteligente y capacitada,
incapaz de mentir o dirigir una campaña de pozomuro, como está haciendo contra
él, personalmente y contra su persona, este embuste con corbata que se llama
Luis Fortuño.
Si esa
campaña sucia, de vertedero, que dirige Luis Fortuño tiene éxito, si el pueblo
vota por sus enemigos, adiós esperanza de decencia pública en este pueblo.
Si el
lector se fija --- oyendo anuncios políticos del PNP por radio y
televisión --- en la hemorragia de mentiras literales y difamatorias de
Fortuño contra la
persona de Alejandro, tiene que preguntarse ¿es esa la misma persona que
cacarea por todo el País y los medios que la crisis puertorriqueña es
una
crisis de “valores”? ¿Cuáles
valores? ¿La verdad? ¿Los hechos objetivos de la economía,
donde todos los economistas independientes lo desmienten? No. El dinero, el suyo y el de sus amigotes, lo que ni niega ni
explica.
Ni Luis
Fortuño ni las agencias de publicidad que usa tienen noción alguna de la
verdad. Sus lentes sólo ven signos
de dólares. Ese es el valor
fundamental de Fortuño y su señora, establecedores de un precedente moralmente
fatal para Puerto Rico.
Esta
advertencia no va dirigida a Luis Fortuño, ni a su Gata Persa, ni a Ángel Cintrón. Sería perder el tiempo. Va dirigida a las víctimas de este régimen
corrupto, mendaz, cínico, exclusivamente numismático --- heredero de Midas ---,
a los que pagan por la corrupción de la mafia fortuñista: el Pueblo de Puerto
Rico.